Medea. Jueves 7 de mayo 6:30 p.m.


Medea, más que una mujer anciana, parecía antigua, arcaica, sin edad aunque soportase sobre sí la edad del mundo. En su mirada estaba instalado el misterio. el enigma era su indole, una incognita que giraba hacia esa antiguedad y se poblaba de monstruos inquietantes, de aconteceres asombrosos y de todos los desgarramientos y pérdidas que había vivido la humanidad en su proceso; era muy primitiva, violenta y vital, y poseía el ímpetu de la vida en su indestructibilidad. Su cuerpo delgado, fuerte, adusto y defensivo podía ser confundido con aquellos arbustos cercanos al mar, espinosos y secos que semejaban más animales muertos y fosilizados en su marcha hacía la tierra. Había en ella un poco de todo y mucho de animal, aunque era también mineral y vegetal y su humanidad estaba ahí contenida. Era una mujer salvaje, pues aún no había desgarrado a la naturaleza para construir su humanidad. No mostraba señas de la cultura: no eran suaves sus modales como aquellos domados de las mujeres, ni tampoco había miedo en sus ojos, ese que hace que la mirada se aparte y se haga a un lado, huya.
Era una mujer extraña, insolita, poseía el saber de zumos y savias, sabía ella de narcóticos y Phármakos, y sobre todo de aquellos murmullos y visiones, de aquellos ojos sin tiempo, siempre eternos, faros de la vida y de la muerte, de la enfermedad y de la salud, faros ellos, hongos de nuestro ser y de venir que poco a poco fueron prohibidos, prohibidos al saber, y convertidos en falsos. Sabía ella de todas esas plantas que saben de nosotros antes de nosotros, fusiones esenciales de la vida.
Extracto del libro EL ERRAR DEL PADRE de Marta Cecilia Vélez Saldarriaga.
1 comentarios:
Muy bella película.
Maravilloso compartir.
Estar con las amigas... así la vida es una fiesta.
Gracias a Carmiña, a Pilar, a Lucelena, Jimena, Nata, Lina, Lucy, Caro, y a todas...
Las quiero mucho
Publicar un comentario