martes, 30 de octubre de 2012

La Lucha de las mujeres por el voto en Colombia

Cinematria: 29 de octubre 2012.
Presenta la película Clara Campoamor
La mujer que consiguió el sufragio femenino en España
Directora Laura Mañá

Conversatorio con María Teresa Arizabaleta

La Lucha de las mujeres por el voto en Colombia.

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“Unidas como una bandada de águilas furiosas”
Es una frase acuñada por 14.000 mujeres indígenas en un manifiesto que además decía:
“Ha llegado la hora en que las hijas del país alcen la voz para exigir justicia después de 435 años. De las entrañas de la mujer indígena nacerán nuevas flores, y en medio de la nación colombiana crecerá un magnifico jardín. Todos sabrán de la civilización de los explotadores, calumniadores, usureros y ladrones, que han destruido el país, las plantas y el bosque de nuestros padres... si no se nos escucha, hundiremos nuestros cuchillos en sus vientres, porque si eso sucediera, tendremos la autoridad de cometer injusticias”.
(Manifiesto de las mujeres indígenas de Colombia del 18 de mayo de 1927)-

Esto es para mostrar como la fuerza telúrica de las mujeres en Colombia, no solo aparece en la narrativa de los personajes femeninos de García Márquez.  En nuestro país las mujeres iniciaron  su lucha  emacipatoria hace mucho rato.  A principios del  siglo XX,  la  primera huelga que se organiza en el país  es liderada por un mujer: Betsabe  Espinosa, en la industria Coltejer de Medellín en 1920.

Otra  mujer, que lidero el movimiento obrero en Colombia  fue María Cano, recibió de parte de los trabajadores, el premio a la mejor luchadora el día l° de mayo de 1925. Fue la primera mujer latinoamericana en haber sido designada vicepresidenta de un congreso obrero.

Ofelia Uribe, comenzaba la lucha por el derecho a voto para la mujer, junto con Georgina Fletcher, organizadora del IV Congreso Internacional Femenino efectuado en Bogotá en 1930. Allí, Ofelia presentó un trabajo sobre el matrimonio, en el que apuntaba: la independencia económica, no es nada sin la igualdad civil, que es lo único que caracteriza las verdaderas reivindicaciones femeninas.

Las mujeres presionaron para que el gobierno de Alonso López enviara en 1934 al Congreso, un proyecto concediendo el voto a la mujer. Desde las columnas de la revista “Agitación femenina”, continuaron las críticas al Parlamento por no haber aprobado el derecho a voto para todos: ‘No nos molesta que nos llamen feas, ni tampoco solteronas. Lo que nos molesta es la lamentable exhibición de vulgaridad que se despliega contra el voto femenino. Tampoco nos amedrentan sus injurias. Tengan la certeza de que no abandonaremos la lucha”.

Por la reforma constitucional de 1936, se logró el acceso a cargos públicos. Este último requería para tomar posesión la célula de ciudadanía, de la que carecían las mujeres, lo que llevó a plantear situaciones contradictorias y a activar la demanda del voto. En los años  cuarenta la acción se acentuó en torno al sufragio. Se crearon grupos como la Unión Femenina de Colombia y la Alianza Sufragista; revistas como Agitación Femenina, dirigida por la feminista liberal Ofelia Uribe de Acosta, y Mireya , dirigida por la conservadora Josefina Canal de Reyes. A estas se unieron en torno al voto otras  mujeres como Teresita Santamaría, y Aurora . Otros nombres que destacaron por sus esfuerzos y pensamiento fueron las feministas socialistas Lucila Rubio de Laverde, Mercedes Abadía y la poeta Matilde Espinosa. Otras muchas tuvieron presencia pública en las barras del Congreso y el Senado.

Con el asesinato del líder Liberal  Jorge Eliecer Gaitan en 1948, se exacerbó la violencia  entre liberales y conservadores y con la vuelta de los conservadores al poder, se supuso el silencio para el sufragismo  femenino.  En el  gobierno del general  Rojas Pinilla, se reavivó la discusión  y fue así como en el  Acto Legislativo No. 3 de la Asamblea Nacional Constituyente (Anac), el día 25 de agosto de 1954, y bajo el gobierno del general, se aprueba finalmente una ley que permitía a las mujeres votar. El ejercicio de ese derecho no fue posible hasta el 1 de diciembre de 1957, en un  plebiscito realizado para aprobar las reformas legislativas de Rojas y sellar el pacto del Frente Nacional. Así, las mujeres colombianas votaron. Era claro que el empeño personal de  Rojas  tenía sus razones electoralistas. Este nombró en la Comisión que discutió el proyecto con  dos representantes, una conservadora, Josefina Valencia, y una liberal, Esmeralda Arboleda. Los argumentos que se barajaron estuvieron sesgados hacia el conservatismo. Bertha Hernández de Ospina tuvo un gran protagonismo, creando en esas fechas la Organización Nacional Femenina.

 Era un momento en que Pío XII, en plena Guerra Fría, aconsejaba a las mujeres salir del hogar y extender su influencia a la vida social, participando en la cruzada contra el comunismo. En este contexto el debate sobre el feminismo volvió a ser intenso, y por la parte conservadora se manipulaba su sentido en la línea del Papa. Por parte de las feministas, la definición que se daba de feminismo en Verdad era: "... la elemental tendencia o aspiración de la mujer hacia la igualdad de posibilidades, y de oportunidades que le permitan actuar como colaboradora y compañera en la organización social, económica y política de un mundo compuesto de hombres y de mujeres".

El logro del voto hizo que las mujeres desplegaran una gran actividad que se extendió hasta 1955. Se crearon dos nuevas revistas: Verdad, dirigida por Ofelia Uribe de Acosta, y Nuestras Mujeres, de la Asociación Democrática de Mujeres Colombianas, de afiliación socialista. Desde Verdad se impulsó el Movimiento de Acción Nacional Femenino, con el objetivo de reunir a todas las mujeres en una "tercera fuerza" al margen del bipartidismo, y se lanzó una propuesta de reconciliación nacional. La reflexión que se hacían las feministas era que al ser ciudadanas se encontraban con una serie de responsabilidades, entre ellas, la de luchar contra la violencia. Paz y ciudadanía eran cuestión de coherencia política, y a ella dedicaron sus esfuerzos. Pero ante esta propuesta, la unión sufragista tocó a su fin. Bertha Hernández de Ospina era partidaria de que los votos de las mujeres fueran a engrosar los dos partidos tradicionales y estaba en contra de un movimiento femenino unido, aunque algunas conservadoras como Josefina Canal de Reyes eran partidarias de esta idea. Las mujeres socialistas tampoco simpatizaban con tal movimiento- y desde Nuestras Mujeres concentraban sus intereses en las condiciones de vida de los niños, las obreras, la mujer en la universidad y la situación internacional de la posguerra, con la atención puesta en el Congreso Mundial de las Madres que se celebraba en Suiza, que estaba por el desarme. Su realización era paralela a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el uso de la energía atómica.




El recorte de libertades por el gobierno de Rojas, el cierre de El Tiempo , las protestas que se hicieron desde Verdad y las manifestaciones de las mujeres a favor de la libertad de expresión hicieron que la revista cerrara y el proyecto de paz sufragista quedara en suspenso. Finalmente, la memoria histórica nos recuerda que hubo una corriente feminista por la paz en aquellos años de La Violencia, en la que las nuevas ciudadanas actuaron como sujetos políticos, sintiéndose compañeras de sus conciudadanos y responsables en los asuntos públicos y políticos. Por tanto, las acciones actuales de las feministas por la paz en Colombia tienen una tradición en estas antecesoras que lucharon por la ciudadanía y también por la paz.

María Teresa  Arizabaleta  ha sido una activista de esta lucha en nuestra región, y en el país,  para nosotras en Cinematria es un honor tenerla con nosotras comentando esta película, y  una  oportunidad de conocer su experiencia. Ella como mujer y a través de su compromiso con la histórica causa de las mujeres,  ha logrado mostrarnos que todavía nos falta mucho por hacer, y ella esta allí firme para seguir empujándonos, no solo al recordarnos como fue la lucha emprendida por ella y por  estas mujeres. Sino y sobretodo por seguir de frente con su activismo, en la dirección de La Ruta Pacifica de las Mujeres, y de las Mujeres de Negro. Que este sea un espacio para homenajear a tan valiente mujer.

Notas sacadas de un escrito de la Historiadora Española, Lola Luna. Sobre el sufragio en Colombia, Universidad de Barcelona.

domingo, 21 de octubre de 2012

Clara Campoamor en octubre en cinematria


La película nos presenta la batalla de Clara Campoamor, la mujer que consiguió el sufragio femenino en España.


En el año 1931, en España se proclama la Segunda República. En este contexto, las mujeres son elegibles pero no pueden votar. Clara Campoamor y Victoria Kent son las primeras mujeres diputadas que pisan las cortes y se plantean muy firmemente luchar por los derechos de la mujer. Clara Campoamor sabe que eso pasa por una primera y gran conquista: el voto femenino. A partir de este momento, su lucha no es nada fácil. Muy pronto encuentra su primer obstáculo: sus propios compañeros de partido, republicanos, de izquierdas, temen que las mujeres voten influenciadas por la iglesia y, por ello, a la derecha, así que le dan la espalda. Ese argumento se generaliza y hace que Clara Campoamor se vaya quedando sola en el parlamento en su defensa del sufragio universal. Después de una lucha constante, y después de múltiples traiciones, el 1 de diciembre de 1931, Campoamor consigue su objetivo: el voto para la mujer.


Conversatorio con María Teresa Arizabaleta una de las feministas más influyentes del siglo XX en Colombia, que luchó por el voto femenino, lideró la creación de las Comisarías de Familia, exigió que la educación que se impartiera fuera igual para hombres y mujeres.


Su lucha por el derecho al voto femenino empezó en los barrios de Cali, en correrías con Matilde González Ramos. Aquella lucha, la libraron unas pocas mujeres como Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia, obteniendo el voto para las mujeres en 1954. 

María Teresa es la coordinadora en el Valle de la Ruta Pacífica de las Mujeres, un movimiento feminista que trabaja, entre otros temas, por la salida negociada del conflicto armado y la visibilización de los efectos de la guerra en la vida de las mujeres.



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