La Lucha de las mujeres por el voto en Colombia
Presenta la película Clara Campoamor
La mujer que consiguió el sufragio femenino en España
Directora
Laura Mañá
Conversatorio con María Teresa Arizabaleta
La Lucha de las mujeres por el voto en Colombia.
“Unidas como una bandada de águilas furiosas”
Es una frase acuñada por 14.000 mujeres
indígenas en un manifiesto que además decía:
“Ha llegado la hora
en que las hijas del país alcen la voz para exigir justicia después de 435
años. De las entrañas de la mujer indígena nacerán nuevas flores, y en medio de
la nación colombiana crecerá un magnifico jardín. Todos sabrán de la civilización
de los explotadores, calumniadores, usureros y ladrones, que han destruido el
país, las plantas y el bosque de nuestros padres... si no se nos escucha,
hundiremos nuestros cuchillos en sus vientres, porque si eso sucediera,
tendremos la autoridad de cometer injusticias”.
(Manifiesto de las mujeres indígenas de
Colombia del 18 de mayo de 1927)-
Esto es para mostrar como la fuerza
telúrica de las mujeres en Colombia, no solo aparece en la narrativa de los
personajes femeninos de García Márquez. En nuestro país las mujeres iniciaron su lucha emacipatoria hace mucho rato. A principios del siglo XX,
la primera huelga que se organiza
en el país es liderada por un mujer:
Betsabe Espinosa, en la industria
Coltejer de Medellín en 1920.
Otra
mujer, que lidero el movimiento obrero en Colombia fue María Cano, recibió de parte de los
trabajadores, el premio a la mejor luchadora el día l° de mayo de 1925. Fue la
primera mujer latinoamericana en haber sido designada vicepresidenta de un
congreso obrero.
Ofelia
Uribe, comenzaba la lucha por el derecho a voto para la mujer, junto con
Georgina Fletcher, organizadora del IV Congreso Internacional Femenino
efectuado en Bogotá en 1930. Allí, Ofelia presentó un trabajo sobre el
matrimonio, en el que apuntaba: la independencia económica, no es nada sin la
igualdad civil, que es lo único que caracteriza las verdaderas reivindicaciones
femeninas.
Las
mujeres presionaron para que el gobierno de Alonso López enviara en 1934 al
Congreso, un proyecto concediendo el voto a la mujer. Desde las columnas de la
revista “Agitación femenina”, continuaron las críticas al Parlamento por no
haber aprobado el derecho a voto para todos: ‘No nos molesta que nos llamen
feas, ni tampoco solteronas. Lo que nos molesta es la lamentable exhibición de
vulgaridad que se despliega contra el voto femenino. Tampoco nos amedrentan sus
injurias. Tengan la certeza de que no abandonaremos la lucha”.
Por la reforma constitucional de 1936, se logró el acceso a cargos
públicos. Este último requería para tomar posesión la célula de ciudadanía, de
la que carecían las mujeres, lo que llevó a plantear situaciones
contradictorias y a activar la demanda del voto. En los años cuarenta la acción se acentuó en torno al
sufragio. Se crearon grupos como la Unión Femenina de Colombia y la Alianza
Sufragista; revistas como Agitación Femenina, dirigida por la feminista
liberal Ofelia Uribe de Acosta, y Mireya , dirigida por la
conservadora Josefina Canal de Reyes. A estas se unieron en torno al voto otras
mujeres como Teresita Santamaría,
y Aurora . Otros nombres que destacaron por sus esfuerzos y
pensamiento fueron las feministas socialistas Lucila Rubio de Laverde, Mercedes
Abadía y la poeta Matilde Espinosa. Otras muchas tuvieron presencia pública en
las barras del Congreso y el Senado.
Con el asesinato del líder Liberal Jorge Eliecer Gaitan en 1948, se exacerbó la
violencia entre liberales y
conservadores y con la vuelta de los conservadores al poder, se supuso el
silencio para el sufragismo femenino. En el gobierno del general Rojas Pinilla, se reavivó la discusión y fue así como en el Acto Legislativo No. 3 de la Asamblea
Nacional Constituyente (Anac), el día 25 de agosto de 1954, y bajo el gobierno
del general, se aprueba finalmente una ley que permitía a las mujeres votar. El
ejercicio de ese derecho no fue posible hasta el 1 de diciembre de 1957, en un plebiscito realizado para aprobar las reformas
legislativas de Rojas y sellar el pacto del Frente Nacional. Así, las mujeres
colombianas votaron. Era claro que el empeño personal de Rojas
tenía sus razones electoralistas. Este nombró en la Comisión que
discutió el proyecto con dos
representantes, una conservadora, Josefina Valencia, y una liberal, Esmeralda
Arboleda. Los argumentos que se barajaron estuvieron sesgados hacia el
conservatismo. Bertha Hernández de Ospina tuvo un gran protagonismo, creando en
esas fechas la Organización Nacional Femenina.
Era un
momento en que Pío XII, en plena Guerra Fría, aconsejaba a las mujeres salir
del hogar y extender su influencia a la vida social, participando en la cruzada
contra el comunismo. En este contexto el debate sobre el feminismo volvió a ser
intenso, y por la parte conservadora se manipulaba su sentido en la línea del
Papa. Por parte de las feministas, la definición que se daba de feminismo
en Verdad era: "... la elemental tendencia o aspiración
de la mujer hacia la igualdad de posibilidades, y de oportunidades que le
permitan actuar como colaboradora y compañera en la organización social,
económica y política de un mundo compuesto de hombres y de mujeres".
El logro del voto hizo que las mujeres desplegaran
una gran actividad que se extendió hasta 1955. Se crearon dos nuevas
revistas: Verdad, dirigida por Ofelia Uribe de Acosta, y Nuestras
Mujeres, de la Asociación Democrática de Mujeres Colombianas, de afiliación
socialista. Desde Verdad se impulsó el Movimiento de Acción
Nacional Femenino, con el objetivo de reunir a todas las mujeres en una
"tercera fuerza" al margen del bipartidismo, y se lanzó una propuesta
de reconciliación nacional. La reflexión que se hacían las feministas era que
al ser ciudadanas se encontraban con una serie de responsabilidades, entre
ellas, la de luchar contra la violencia. Paz y ciudadanía eran cuestión de
coherencia política, y a ella dedicaron sus esfuerzos. Pero ante esta
propuesta, la unión sufragista tocó a su fin. Bertha Hernández de Ospina era
partidaria de que los votos de las mujeres fueran a engrosar los dos partidos
tradicionales y estaba en contra de un movimiento femenino unido, aunque
algunas conservadoras como Josefina Canal de Reyes eran partidarias de esta
idea. Las mujeres socialistas tampoco simpatizaban con tal movimiento- y
desde Nuestras Mujeres concentraban sus intereses en las
condiciones de vida de los niños, las obreras, la mujer en la universidad y la
situación internacional de la posguerra, con la atención puesta en el Congreso
Mundial de las Madres que se celebraba en Suiza, que estaba por el desarme. Su
realización era paralela a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el uso
de la energía atómica.
El recorte de libertades por el gobierno de Rojas,
el cierre de El Tiempo , las protestas que se hicieron
desde Verdad y las manifestaciones de las mujeres a favor de
la libertad de expresión hicieron que la revista cerrara y el proyecto de paz
sufragista quedara en suspenso. Finalmente, la memoria histórica nos recuerda
que hubo una corriente feminista por la paz en aquellos años de La Violencia,
en la que las nuevas ciudadanas actuaron como sujetos políticos, sintiéndose
compañeras de sus conciudadanos y responsables en los asuntos públicos y
políticos. Por tanto, las acciones actuales de las feministas por la paz en
Colombia tienen una tradición en estas antecesoras que lucharon por la
ciudadanía y también por la paz.
María
Teresa Arizabaleta ha sido una activista de esta lucha en nuestra
región, y en el país, para nosotras en Cinematria es un honor tenerla con
nosotras comentando esta película, y una
oportunidad de conocer su experiencia. Ella como mujer y a través de su
compromiso con la histórica causa de las mujeres, ha logrado mostrarnos que todavía nos falta
mucho por hacer, y ella esta allí firme para seguir empujándonos, no solo al
recordarnos como fue la lucha emprendida por ella y por estas mujeres. Sino y sobretodo por seguir de
frente con su activismo, en la dirección de La Ruta Pacifica de las Mujeres, y
de las Mujeres de Negro. Que este sea un espacio para homenajear a tan valiente
mujer.