Mi vida sin mí
Cuando ya no importe
La bondad no está de moda. Parece un tema anticuado. En el cine, además, no suele funcionar. Sin embargo, hay películas terapéuticas de las que sales confortado con la bondad del ser humano. Piensas en lo felices que puedes hacer a los demás. Y no es Dalai Lama, ni se te apareció la Virgen, sino una mujer que hunde sus pies descalzos en la hierba bañada por la lluvia y respira hondo ese momento animal y todos los momentos que le restan...
"Mi vida sin mí" (...) pertenece a ese género de historias que nunca se olvidan y que todos debiéramos recomendarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Ayuda a entender el misterio de la vida. La vida absurda, la vida breve, la vida aparcada en la roulotte de los sueños.
Morir y despertar son la misma cosa. A la protagonista le quedan tres meses en el mundo. Tiene una madre desgraciada, dos hijas preciosas, está casada con el chico que le dejó su camiseta para secarse las lágrimas en un concierto de Nirvana... La protagonista toma el cuaderno y apunta: Cosas que hacer antes de morir. ¿Sobrecogedor, no? ¿Tu que harías si te quedaran tres meses de vida a los veintiún años? Bueno, Ann, la protagonista, quiere cambiarse de peinado, buscarle un novio a su chico y otro a su madre, conocer a un hombre distinto y, sobre todo, dejarlo todo como si ella siguiera en el mundo aún sin estarlo.
Todos nos hemos atrevido alguna vez a imaginarlo, sobre todo en la niñez, a pensar como seguirá todo por ahí rodando sin estar nosotros para contarlo. Lo que no suponíamos es que se puede hacer de otro modo. Viéndolo a través de una película donde llueve, escuchando una canción de amor encerrados en un coche y Sarah Pooley tomándose la última ración de tarta de queso que queda en el último bar abierto en el mundo una desapacible noche de invierno...
Por Ramón Reboiras
Tomado de : http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/isabelcoixet/mividasinmi/index.हतं
Trailer
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